Por el profesor José Pecora—
Los
importantes cambios políticos que se han producido en el mundo en los últimos
años, fundamentalmente desde la caída del Muro de Berlín y la disolución de la
Unión Soviética, han modificado el panorama internacional de una manera
fundamental, cambiando totalmente la realidad.
El colapso del bloque socialista, férreamente controlado por la URSS,
dio origen a un nuevo mundo.
Pero
hace cuarenta y cinco años, el planeta estaba inmerso en la denominada Guerra
Fría, en la que se disputaban el poder y el control global los Estados Unidos y
la URSS, con dos concepciones y sistemas de vida bien diferenciados: el
capitalismo y el socialismo. En ese contexto, en el que había constantes
amenazas entre ambas superpotencias de dispararse misiles intercontinentales y
pasar del enfrentamiento simbólico y político al choque armado, se produjo el encuentro
por el título mundial entre el norteamericano Bobby Fischer y quien hasta entonces
lo detentaba, el soviético Boris Spassky.
Ellos
dirimieron sobre el tablero, algo más que la primacía sobre el universo del
juego ciencia, ya que el marco de esas
circunstancias políticas, fueron suficientes para acaparar la atención del mundo
más allá de su propio campo.
A
todo eso, habían transcurrido más de quince años desde que Bobby salió campeón
de los Estados Unidos y pudo llegar a esta instancia.
Regina
Fischer, madre de Bobby, activista política comunista, en una protesta frente a
la Casa Blanca
Pero
había un inconveniente en el tema de viajar a Moscú y ese problema era que la
familia de Fischer no tenía dinero para pagar los pasajes. La solución a esta
traba vino por intermedio de un programa de televisión, cuyo video podemos ver.
En él se aprecia a un Bobby sonriente y agradecido por el regalo recibido.
Al
llegar a la capital soviética, fue recibido de muy buena manera y el joven
campeón americano empezó a participar en actividades culturales y en otras
relacionadas con el ajedrez. Al visitar el Club Central de Ajedrez de Moscú,
comenzó a disputar partidas rápidas y como les ganaba a todos, los rusos
tuvieron que llamar de urgencia al experimentado jugador de 29 años Tigran
Petrosian, para tratar de ponerle fin a esa racha de Bobby, pero aunque el
armenio lo consiguió, el joven Bobby se las ingenió para ganarle algunas
partidas.
Fischer
contra Petrosian disputando partidas rápidas en el Club Central de ajedrez en
Moscú.
Al
disputar el Torneo Interzonal, Bobby enfrentó a los mejores jugadores de la
época, excepto al campeón mundial de ese momento, Vasily Smyslov, y a su retador,
el ex campeón mundial Mijail Botvinnik. Finalizó en quinto lugar y consiguió el
título de gran maestro. Al año siguiente, participó del torneo de Candidatos,
del que saldría el desafiante del campeón, pero fue barrido del tablero (perdió
4 a 0) por quien sería el próximo campeón mundial, el letón Mikhail Tal, llamado
el genio de Riga.
Ex
campeón mundial, Mikhail Tal
El
reinado de Tal fue breve, ya que sufrió una importante enfermedad renal, que
deterioró mucho su salud y, si bien siguió jugando durante varios años, su
nivel se vio bastante afectado. Fue un genio igual, pero dejó de ser “la
máquina arrolladora” que había sido.
En
1960 Fischer vino por primera vez a la Argentina y compartió el primer puesto
en el torneo de Mar del Plata, con quien sería posteriormente el campeón
mundial al que tuvo que enfrentar por el título, el maestro nacido en
Leningrado (hoy San Petersburgo) Boris Spassky.
Sin
embargo, por sistema, el soviético se llevó el primer premio porque le ganó a
Fischer en su partida individual.
Spassky
disputando su encuentro con Fischer en el Torneo de Mar del Plata
Sin embargo, durante aquella misma gira
sudamericana de 1960, también hubo lugar para los tropiezos: Fischer obtuvo el
peor resultado de toda su trayectoria en Buenos Aires, donde jugó el único certamen
verdaderamente mediocre de su carrera profesional, que también fue excepcional
porque no se ubicó entre los primeros puestos de la tabla. Bobby, que por
entonces tenía diecisiete años, se clasificó decimotercero. Tiempo después se
conoció a través de otros ajedrecistas el verdadero motivo de su mala
actuación: durante el torneo el maestro Larry Evans le había presentado una
chica y Bobby se pasaba sus horas libres con ella, lo que afectó su
concentración y rendimiento.
Después de aquel tropezón, se propuso no volver
a verse con chicas mientras estuviese participando en una competición, algo que,
por lo que sabemos, cumplió hasta consagrarse campeón mundial.
Curiosa
foto de Fischer, “comiendo lana de azúcar” viendo una función de circo
En 1962 disputó en la ciudad de Estocolmo un
nuevo torneo Interzonal donde mostró que había mejorado notablemente su juego
desde 1959, terminando primero e invicto, delante de todos los soviéticos y
clasificándose nuevamente para disputar el de Candidatos, con derecho a retar
al campeón mundial.
Dicha competición se llevó a cabo en Curazao, una
isla que formaba parte de las Antillas Holandesas hasta que en 2007 cambió su
estatus por el de país asociado al reino de Holanda, el desempeño de Bobby no fue
de los mejores y no pudo triunfar.
Vista
de Curazao, sede del torneo de Candidatos de 1962
Al finalizar la misma, publicó con su firma un
artículo en la revista Sports Illustrated, en el que acusaba a los rusos de
manipular las competencias. Allí escribió: “El Torneo Internacional de Candidatos, que ha terminado este
22 de junio, me ha dejado un convencimiento: el control ruso sobre el ajedrez
ha llegado a tal extremo que ya no puede existir una competición honesta por el
Campeonato Mundial. El sistema que mantiene la FIDE, el organismo que gobierna
el mundo del ajedrez, asegura que siempre habrá un campeón mundial ruso, porque
solamente un ruso puede ganar el torneo previo que determina quién será el aspirante.
Los rusos lo han arreglado así. Por lo que a mí respecta, pueden mantenerlo de
ese modo. Nunca volveré a jugar en un Torneo de Candidatos […].
Se me ha dicho que esta es una decisión difícil,
porque significa que abandono toda esperanza de conseguir el título mundial. La
verdad es que mientras continúe el sistema actual, ni yo ni nadie que proceda
de un país occidental puede ganar ese título. Así que la decisión no es difícil
de tomar, aunque sí resulta difícil de explicar. Es difícil de explicar porque
cualquier cosa que yo —u otro jugador occidental— diga sobre el hecho de que
los rusos están controlando el ajedrez, parecerá una excusa por no haberlos
podido vencer en el Torneo de Candidatos. Cualquiera que haya perdido y discuta
por qué no puede ganar el campeonato mundial o por qué el sistema nos impide
competir con los rusos en igualdad de condiciones, parecerá estar teniendo una
rabieta de mal perdedor. […]
En Curaçao fue flagrante. Hubo contubernio entre los jugadores rusos. Acordaron de antemano firmar tablas en las partidas donde se enfrentaban entre ellos. Cada vez que empataban se repartían medio punto cada uno. El ganador del torneo, Petrosian, obtuvo 5,5 de sus 17,5 puntos de esta manera. Se consultaban durante las partidas. Cuando yo jugaba contra un ruso, los demás rusos miraban y comentaban mis movimientos aunque yo los estuviese oyendo. Luego intentaban ridiculizar mis protestas ante los árbitros. Jugaban como un equipo”.
En Curaçao fue flagrante. Hubo contubernio entre los jugadores rusos. Acordaron de antemano firmar tablas en las partidas donde se enfrentaban entre ellos. Cada vez que empataban se repartían medio punto cada uno. El ganador del torneo, Petrosian, obtuvo 5,5 de sus 17,5 puntos de esta manera. Se consultaban durante las partidas. Cuando yo jugaba contra un ruso, los demás rusos miraban y comentaban mis movimientos aunque yo los estuviese oyendo. Luego intentaban ridiculizar mis protestas ante los árbitros. Jugaban como un equipo”.
Tapa
de la revista Sports Illustrated con el artículo de Bobby que causó
conmoción
El artículo cayó como una verdadera bomba en
los medios y marcó oficialmente el inicio de la guerra entre Bobby Fischer y
sus antiguos ídolos, los ajedrecistas soviéticos. A partir de ese instante
Bobby nunca dejó de atacar al ajedrez soviético. En la URSS, desde luego, se
afanaron en calificar el artículo como una rabieta de mal perdedor. La imagen
oficial de Bobby en la prensa de Moscú empezó a cambiar: de considerarlo un
simpático joven de origen humilde, pasaron a describirlo como el americano
malcriado que no conseguía aceptar haber sido derrotado. Repentinamente, el
entrañable genio heredero de la escuela soviética, se había convertido en el
enemigo deportivo número uno de Moscú.
Este artículo causó mucho revuelo en el mundo y
obligó a la FIDE a modificar el sistema de competición por el título mundial.
En 1963 Bobby triunfó en el campeonato de los Estados
Unidos de una manera impresionante, ganando todas las partidas, sin dar ni
siquiera unas tablas.
A partir de ese momento, Fischer empezó a
disputar muy pocos torneos por año y a pesar que la FIDE cambió las reglas para
el interzonal de 1964, probablemente por problemas monetarios, renunció a
participar del mismo, quedándose en su país dando charlas y exhibiciones que la
gente seguía con avidez. Bobby iba a ganar más dinero con aquellas giras que viajando
a Europa y embarcándose en gastos que no podía afrontar. Como Fischer era
especialmente refractario a lo que consideraba “caridad”, ni siquiera se
planteaba la posibilidad de viajar a Holanda subvencionado por un patronazgo
que, de haberlo querido, podría haber obtenido con suma facilidad.
El
joven Fischer, durante una sesión de simultáneas
En 1965 reapareció jugando dos competiciones
solamente: el memorial Capablanca, que por el bloqueo del gobierno estadounidense
a Cuba, tuvo que disputarlo por teletipo (ver nota de unoytres de
diciembre de 2016) y el Campeonato de los Estados Unidos, que volvió a
ganar por amplio margen.
Al año siguiente, acudió a la Olimpiada de
Ajedrez, el más importante torneo por equipos, siendo Bobby el primer tablero
de la selección estadounidense, tuvo una actuación descollante con 14
victorias, dos empates y una única derrota, bastante inesperada, frente al
rumano Florin Gheorghiu. Dicha olimpíada fue ganada como de costumbre
por la URSS, pero esta brillante participación de Bobby, ayudó para que los
Estados Unidos obtuviera el segundo puesto. En esta ocasión, Fischer volvió a
enfrentar a Spassky y a pesar de haber quedado muy bien en la partida, dejó
escapar la victoria al elegir una jugada conservadora en un momento crucial,
por lo que debió conformarse con firmar unas tablas, con lo que su score
personal contra Spassky le seguía siendo desfavorable.
Bobby
Fischer vs. Spassky en la olimpíada de La Habana, en 1966
En 1967 jugó sólo dos torneos, el de Montecarlo
y el de Skoplie en Yugoslavia. Ambos lo tuvieron como vencedor. Pero el
acontecimiento del año era el Interzonal de Sousse, en Túnez, en el cual, para
sorpresa de muchos, Bobby decidió participar. La alegría de los organizadores les
duró poco, ya que el genio americano, cada vez se ponía más exigente en lo
relativo a las condiciones de juego. Además, Bobby se había convertido a la
religión de la iglesia Adventista del Séptimo día, por lo que una de las condiciones impuestas era no jugar
desde la puesta del sol del viernes, hasta la puesta del sol del sábado, por lo
que los organizadores debieron adaptar el fixture a esta circunstancia.
Así y todo, como durante la competencia él tuvo
varias partidas aplazadas que le privaban de un adecuado descanso, demandó que
se modificaran los días de juego, cosa que era imposible de conceder. A esa
negativa respondió, no presentándose a jugar la partida contra el soviético
Aivar Gipslis. Por supuesto que perdió dicha partida por ausencia. Entonces
pensó abandonar de inmediato la competencia.
Cuando los organizadores se enteraron que ya estaba en camino
hacia el aeropuerto de la capital completamente dispuesto a subirse en un avión
y marcharse a casa, entraron en pánico: el abandono de Bobby haría que el
Interzonal se quedase sin su mayor atracción mediática. Un ajedrecista
carismático que por sí mismo garantizaba una amplia atención internacional era
el mayor y más valioso activo del torneo. Todos los implicados eran conscientes
de ello.
Tapa
de la revista Life mencionándolo como El jugador “mortal”
Entonces el profesor Belkadi, presidente de la federación tunecina, lo alcanzó en la
capital, le prometió un día de descanso
extra y lo convenció para que continuase jugando. Allí mismo se subieron a un
auto y emprendieron el retorno a Sousse a toda prisa, ya que la partida de la
siguiente ronda estaba a punto de comenzar.
Vista
de la ciudad de Sousse en Túnez, sede del torneo interzonal de 1967
Justo ese día le tocaba enfrentar a su compatriota Samuel
Reshevsky. A la hora señalada, pusieron en marcha el reloj, con la silla de
Bobby vacía. Bobby tenía 60 minutos para llegar y cuando Reshevsky pensaba que
ya tenía ganado el punto, después de 54 minutos apareció Fischer en su asiento,
dispuesto a comenzar el juego. Jugó muy rápidamente y prácticamente apabulló al
rival hasta que se suspendió la partida en posición totalmente ganadora.
Reshevsky
vs. Bobby Fischer
Samuel Reshevsky entró en cólera: se subió a una silla y
empezó a manifestar de viva voz que lo ocurrido era una falta total de respeto
y que él no se iba a presentar a reanudar la partida. Sin embargo, como el
procedimiento respetó el reglamento, la protesta no tenía ninguna razón.
Pero Bobby, que podía clasificarse sin problemas para el
torneo de Candidatos a pesar del punto perdido por ausencia, siguió con sus
pedidos imposibles de conceder y lamentablemente esto lo llevó a tener que hacer abandono definitivo del torneo,
quedando afuera nuevamente de la lucha por el título.
Como aún falta mucho por contar hasta que él llegó a campeón
mundial y ese proceso es digno de ser conocido, nuevamente vamos a dejar aquí,
para continuar con una tercera parte en la próxima nota.
Nota de colección. Para un futuro libro. Esta información no aparece en Bobby Fischer fue a la guerra...Excelente nota. Un abrazo.
ResponderEliminarLa vida de Bobby Fischer tuvo muchas aristas interesantes para destacar y difundir, ya que era un personaje muy especial. Por eso le estamos dedicando varias notas. Muchas gracias Pedrín por tus conceptos
Eliminar