Osvaldo Riganti—
Fue una leyenda de carne y hueso. Se
llamó María Eva Duarte de Perón. O simplemente Evita. Sus hermanas la llamaban
“Cholita”.
Nacida en Los Toldos, su padre murió en
un accidente automovilístico cuando tenía 6 o 7 años. Su madre se trasladó a
Junín, donde trabajó para mantener a sus hijos. Las privaciones, el episodio de
la muerte del padre, la marcarían.
A los 16 años advirtió que el ambiente
pueblerino la asfixiaba y se trasladó a Buenos Aires. Se conjetura que en la metrópoli buscaba
encontrarse con Damián Gómez, un amor adolescente de filiación anarquista, que
habían enviado a Junín para preparar un levantamiento ferroviario. El influyó
en su motivación por causas justas.
Comenzó a intervenir en novelas radiales,
en teatro y hasta participó en una película, a partir de la cual perduró su
enfrentamiento con Libertad Lamarque.
En ocasión del acto realizado el 22 de
enero de 1944 en el Luna Park para recaudar fondos con destino a las víctimas
del entonces reciente terremoto ocurrido en San Juan, conoció al joven coronel
que defendía postulados de Justicia Social, fue ocupando un espacio creciente
en la vida de ese militar y se fue a vivir con él.
Luego, el histórico mes de octubre de
1945 la encontró junto al pueblo que clamaba por la libertad del coronel.
Mezclada con los proletarios, entraba en los locales sindicales, hablaba,
discutía, movía al pueblo.
Liberado Perón, ya alza banderas políticas
de contenido social, participa en las grandes concentraciones y las giras
proselitistas donde las multitudes la aclaman.
Agonizaba la Sociedad de Beneficencia,
un engendro de la época rivadaviana para colaborar en el funcionamiento de las
escuelas de niñas, casas de expósitos, hospitales de mujer, colegios de
huérfanos. Las mujeres que la comandaban se creían expresión viva del espíritu
caritativo. En 1946 por iniciativa del senador Diego Molinari el gobierno
intervino la Sociedad de Beneficencia diciendo en sus consideraciones que “se
reduce a un estrecho círculo de damas que se consideran de alcurnia, con
exclusión total del coeficiente democrático en todo lo que se refiere a su
gobierno y administración”. Antes, Evita había recibido un ofrecimiento de esa
Sociedad para organizar conjuntamente un “té bridge a beneficio de los pobres”,
que ella rechazó afirmando que “en la Argentina se acabó la diversión de los
ricos a costa del hambre de los pobres”.
Evita se reune con enfermeras |
No concebía abordar la pobreza desde una
concepción asistencialista, como un paliativo para la exclusión social. Quería
sentar una cultura del trabajo. De ahí el tema del otorgamiento de máquinas de
coser, que obedecía al propósito de fomentar la cultura de trabajo y motivar el
emprendimiento propio, vigorizando además la industria nacional. Eso incluia otras
consideraciones, ya que gracias a la máquina de coser las madres trabajaban en
su casa y tenían los hijos a su cuidado.
Recorrió Madrid, Roma, el Vaticano,
París, Berna, Lisboa. Visitó la España franquista. Al salir ella y el
Generalísimo ante una multitud nunca vista, le dijo a este, entre amable y
desafiante: “La próxima vez que quiera juntar una multitud así, llámeme”. Dijo
en esa España de la hambruna: “Que sepan todos los obreros de España que mientras
en nuestros trigales haya una espiga, esa espiga será compartida con ellos”.
Consiguió que Franco le perdonara la vida a la militante comunista doña Juana,
condenada a muerte por arrojar un petardo a la embajada argentina. Durante su
visita a El Escorial sugirió al dictador transformarlo en asilo para niños
huérfanos a causa de la guerra civil. Ella comentó que la Argentina enviaría un
buque cargado de trigo para el pueblo español. El dictador le dijo que no lo
precisaban, ya que “tenemos tanta harina que no sabemos qué hacer con ella”.
Conocedora de la situación, Evita le preguntó “por qué no la ponen en el pan,
entonces”.
Instalada en el mismo despacho que Perón
usaba en la Secretaría de Trabajo y Previsión, inició su contacto con las
masas. Fue un puente entre el líder y su pueblo, cuyas quejas, miserias,
situaciones de injusticia, buscó solucionar con urgencia.
Sus contactos con los gremios se
intensificaron. Poseía intuición y rapidez mental, estaba compenetrada con los
humildes. Desoyó reglas e ignoró el
ceremonial.
La Fundación que presidió, inauguró en
poco tiempo decenas de hogares escuelas y para ancianos, clínicas de
readaptación infantil, hospitales y policlínicos, jardines de infantes, hogares
para niños, viviendas, barrios obreros. La República de los Niños fue un
complejo recreativo construido al norte de La Plata y dedicado al público
infantil, cuyos edificios se inspiraron en famosos cuentos infantiles, como los
de Hans Christian Andersen y los hermanos Grimm.
En setiembre de 1947 dio forma a su
proyecto sobre los Derechos de la Mujer e impulsó de modo decisivo la lucha por
el voto femenino. El 23 de setiembre de 1947, cuando la ley que lo reconoció se
promulgó, se realizó una gran concentración en Plaza de Mayo. Allí le habló a
las mujeres: “Mujeres de mi patria: recibo en este instante de manos del
gobierno de la Nación la ley que consagra nuestros derechos cívicos. Y los
recibo entre vosotras con la certeza de que lo hago en nombre y representación
de todas las mujeres argentinas”.
En 1949, durante un importante conflicto
ferroviario, se dirigió a los talleres de Remedios de Escalada, donde se estaba
realizando una de las tantas asambleas del Comité de huelga. Desechó
ofrecimientos de custodia: “Voy a hablar con trabajadores, no con delincuentes”
Tenía presente la sombra de la
conspiración oligárquica: “La oligarquía, los mediocres, los vendepatrias,
todavía no están derrotados. Desde sus guaridas asquerosas atentan contra el
pueblo y contra la nacionalidad”. La Fundación compraría 5.000 pistolas automáticas
y 1.500 ametralladoras que serían
entregas a los obreros en caso de un intento
golpista. Quería convocar Milicias Obreras para defender a la
democracia. Convocó a suboficiales y oficiales leales a Perón para adiestrar a
los trabadores en el uso de las armas. En “La Prensa”, controlada por la CGT,
se creó una dependencia de Milicias Obreras. Perón no estuvo de acuerdo.
Extinguida la vida de Evita mandó ese armamento a la Gendarmería Nacional.
Dedicó
muchas horas al reclutamiento de cuadros, tratando de separar a los leales
de los oportunistas. Nucleó en torno de sí un grupo de dirigentes sindicales y
políticos que la respaldaban. En ese grupo estaba el presidente de la Cámara de
Diputados, Héctor Cámpora.
Su proyección fue tal que se hizo carne
la idea de que acompañase al General en la fórmula presidencial para las
elecciones de 1952. Así, la C.G.T. convoca a un Cabildo Abierto del
Justicialismo, efectivizado el 22 de agosto de 1951. Una impresionante multitud
la proclamó candidata a la vicepresidencia. Fue un pronunciamiento clamoroso y
unánime.
Hubo
presiones militares. Ello y sus propias convicciones la llevaron a
renunciar a integrar la fórmula electoral. La multitud no estaba de acuerdo.
“Compañeros, por el cariño que nos une… ¿ustedes creen que si mi candidatura a
la vicepresidencia significara un compromiso de lucha, yo ya no la hubiera
aceptado?”, explicó.
Por la cadena oficial comunicaría “al pueblo argentino mi
decisión irrevocable y definitiva de renunciar al honor con que los
trabajadores y el pueblo de mi Patria quisieron honrarme en el histórico
Cabildo Abierto del 22 de agosto”. Era su Renunciamiento.
Eva Perón estaba en un trance mortal,
hacía rato ya. No se sabe si era consciente de ello. Quizás lo intuyó o lo
supo, pero se lo guardó.
Con sus energías minadas pronunció su
último discurso el 1º de mayo en la histórica plaza. Previno “contra “los
vendepatrias de adentro que se venden por cuatro monedas”. Dijo también:”Yo
saldré con el pueblo trabajador, yo saldré con las mujeres del pueblo, yo
saldré con los descamisados de la Patria, muerta o viva, para no dejar en pie
un solo ladrillo que no sea peronista”. “El enemigo acecha, no perdona jamás
que un argentino, que un hombre de bien, el general Perón, está trabajando por
el bienestar de su pueblo y la grandeza
de su patria”. Los vendepatria de adentro que se venden por 4 monedas están al
acecho para dar el golpe en cualquier momento”. El 7 de mayo para su
cumpleaños, tuvo que salir al balcón de la residencia a agradecer a la multitud que se había
congregado para saludarla y desearle su pronto restablecimiento.
El 4 de junio, contra los deseos de
Perón, concurrió al acto en la Casa Rosada en que el líder juró como presidente
reelecto.
Su vida terminó el 26 de julio de 1952,
a las 20.25. Antes del desenlace expresó a Perón su deseo de que nunca
abandonara a los pobres, a sus “grasitas”:
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