Por el profesor José Pecora—
El ajedrez a ciegas es una
de las formas más espectaculares de jugar al ajedrez,
y una de las que más asombro causa entre los neófitos.
Como su nombre lo indica, consiste en jugar sin mirar el tablero, con lo que cada jugador
ha de retener la posición en su mente. Las jugadas se comunican de palabra,
mediante algún sistema de notación, como por ejemplo la notación algebraica.
De esta manera, también vienen escritas las partidas en los libros, lo que
permite reproducirlas y estudiarlas. Debido a esto, el ajedrez ha podido
perdurar durante varios siglos, permitiendo a los lectores, admirar las grandes
producciones realizadas por maestros de todos los tiempos.
Salvo los simples aficionados, todos los ajedrecistas conocen los sistemas
de notación de partidas y el sistema algebraico desde 1995 es el que debe
usarse obligatoriamente en todas las competencias oficiales, ya que así lo fija
el reglamento internacional.
Para los que no lo conocen, va continuación una breve explicación.
El mismo consiste en asignarle a cada
casilla del tablero una letra y un número, mediante coordenadas (letras en el
sentido horizontal, desde la a hasta la h y números en el sentido vertical,
desde 1 hasta 8)
Cada movimiento de las piezas se describe
con la letra inicial de la pieza que se mueve (omitiéndose los peones, que no
tienen inicial), seguido de la identificación de la casilla destino. Un
movimiento de captura se representa con la letra x inmediatamente antes
de la casilla de destino; la captura por parte de un peón incluye, antes del
carácter x, la letra de la columna de la casilla de origen.
El enroque
corto (o del lado del rey) es indicado con O-O, y el largo (o del lado
de la dama) por O-O-O. El jaque se lo simboliza con el signo + y el
jaque mate con ++
Un ejemplo de notación de una partida
corta sería el siguiente:
Blancas Negras
1.e4 e5
2.Cf3 d6
3.Ac4 a6
4.Cc3 Ag4
5.Cxe5
Axd1
6.Axf7+ Re7
7.Cd5, ++
De ésta forma,
se pueden reproducir todas las partidas
de ajedrez, independientemente del modo en que se hayan jugado.
Retomando
entonces el tema que nos ocupa, de jugar ajedrez sin ver el tablero, ya desde
muy antiguo, se produjo su práctica. El primer
caso registrado del juego "a ciegas", según un manuscrito del Museo Británico, ocurrió desde muy antiguo,
allá por el año 970, cuando un viajero griego llamado Joseph Techelebi,
sorprendía a los ajedrecistas con una increíble habilidad para jugar, y
triunfar, sin ver el tablero. Techelebi, según cuentan, estuvo en Italia,
Persia
y en varias regiones del Este, extendiéndose su reputación por varios países.
Como espectáculo impresiona mucho el ver a un maestro jugar y ganar la
partida sin mirar, mientras que su rival si lo hace.
El aficionado
observa atónito como el maestro retiene la posición en su mente como si pudiese
ver las piezas, cada jugada parece realizada a través de la magia y resulta
difícil comprender como un ser humano puede lograr recordar y calcular tantas
variantes a la vez.
La
notoriedad del ajedrez a la ciega se extendió como un reguero de pólvora
gracias al jugador francés Francisco Andre Danican Philidor.
Philidor
Sus
exhibiciones en el café de La Regence en París, eran seguidas por auténticas
multitudes y fue requerido en distintos países para realizar simultáneas, ya
que llegó a jugar tres partidas con esa modalidad al mismo tiempo. Pero las
hazañas de Philidor quedaron en el olvido con la aparición de otro genio: Paul
Morphy. El estadounidense jugó 6 partidas a la vez en 1858 (New Orleans) hazaña superada al poco tiempo por Louis Paulsen, que jugó 8.
Morphy batiría esa marca acto seguido con 10 partidas. Éste fue el comienzo de
una gran rivalidad entre los maestros, buscando el record de más partidas
disputadas a la vez.
Paul Morphy dando una exhibición de ajedrez a ciegas
En el año 1924 se decidió
homologar estas marcas debido a los intentos de fraude de algunos jugadores. La
primera marca homologada correspondió a unas simultáneas de Alexander Alekhine,
con 26 partidas en Nueva York. Posteriormente como George Koltanowski jugó 30
partidas, Alekhine volvió a batir el récord mundial al disputar 32 partidas en
la feria mundial de Chicago en 1933.
Alekhine
jugando a ciegas en la Feria mundial de Chicago en 1933
Todos estos records
deben valorarse en su justa medida, un punto importante a tener en cuenta es la
calidad de los rivales a los que se enfrentan los maestros, a veces el número
de contrincantes es alto, pero si son simples aficionados la dificultad
disminuye. Por eso, una de las actuaciones más meritorias correspondió al
estadounidense Harry Nelson Pillsbury, que era quien añadía más dificultades a
sus exhibiciones. Por ejemplo, en el año 1902 (durante el Torneo de Hannover),
Pillsbury se enfrentó a 21 rivales (todos participantes del torneo) durante 12
horas, con un resultado de tres partidas ganadas, once tablas y siete perdidas.
Éste puede ser considerado el mayor esfuerzo que se ha realizado en la historia
del ajedrez a la ciegas, sobre todo teniendo en cuenta que también jugó manos
de whist y que repitió una lista de palabras "complicadas" que le
habían sido comunicadas horas antes.
Harry
Nelson Pillsbury genio del ajedrez norteamericano, fallecido prematuramente en
1906 de sífilis a los 38 años
Como al estallar
la segunda guerra mundial en 1939 se estaba disputando la olimpíada de ajedrez
en la ciudad de Buenos Aires, hecho que ya hemos mencionado en notas
anteriores, muchos maestros importantes, decidieron quedarse a vivir en nuestra
ciudad y eso para el ajedrez argentino fue muy bueno. Pero también fue muy
bueno para dichos maestros, ya que la circunstancia de estar jugando aquí les
sirvió para salvarles la vida.
Tal
es el caso de Miguel Najdorf, quien era el segundo tablero del equipo polaco,
que debido a su condición de judío, hubiera corrido la misma suerte que su
familia en el caso de estar en su Varsovia natal. Sus padres, su esposa, su
hija de tres años y sus hermanos, al invadir los nazis Polonia, primero
sufrieron en el gueto de Varsovia y luego fueron llevados al campo de
exterminio de Auschwitz, situado a unos 43 kilómetros de Cracovia.
Como
don Miguel no sabía a ciencia cierta la suerte que había corrido su familia,
decidió hacer algo impactante para que la noticia llegara a todas partes del
mundo y de ese modo, si algún integrante de su familia estaba vivo, intentara
comunicarse con él.
Por
eso, el 9 de octubre de 1943, quiso batir el récord mundial de partidas
simultáneas a ciegas, en la ciudad de Rosario, enfrentando a 40 rivales.
Triunfó en 36 partidas, empató en tres y perdió sólo una, luego de 17 horas y
35 minutos de juego.
Najdorf batiendo el
récord mundial jugando a ciegas en Rosario en 1943
La
noticia apareció en periódicos y revistas de todo el mundo. Esta es la nota
publicada en la revista Chess Life en 1943
Como
por cuestiones técnicas este récord mundial no fue homologado, Najdorf repitió
su hazaña en 1947 en Brasil, ante 45 rivales, venciendo en treinta y nueve
encuentros, empatando en cuatro y perdiendo en dos.
Sin
embargo, a pesar de semejante esfuerzo, nunca recibió ninguna buena noticia
sobre su familia, ya que ello no era posible y años después al viajar a
Polonia, se enteró de la triste verdad.
Otra
especie de milagro, difícil de comprender fue el conseguido por Jacques Mieses
en el año 1943, en Londres. A la edad de 78 años jugó 5 partidas simultáneas a
la ciegas (+2 =3). No parece muy
habitual que un cerebro a esa edad pudiera rendir a un nivel tan
espléndido.
Jacques Mieses
En
1962, en ocasión de disputarse en La Habana el torneo Memorial Capablanca,
creado a instancias del Che Guevara, muy aficionado al ajedrez, Najdorf fue
invitado a realizar una sesión de partidas simultáneas a ciegas contra todos
los integrantes principales del gobierno.
Según
ha contado Najdorf, en el primer tablero estaba Fidel Castro, en el segundo su
hermano Raúl y en el tercero Osvaldo Dorticós, que era el presidente en ese
momento. Seguían unos cuantos ministros y en el octavo tablero estaba Ernesto
Guevara. Después de una hora de juego, acordó tablas con Fidel Castro y casi
simultáneamente le ofreció tablas al Che. Este las rehusó recordándole a
Najdorf que cuando él era estudiante de medicina, en 1947 en Mar del Plata, Najdorf
lo había derrotado muy fácil en unas simultáneas y deseaba revancha. Continuó
la partida, Najdorf triunfó y Guevara lo felicitó cordialmente.
Che Guevara junto a Najdorf en La Habana
Transcurrieron
64 años hasta que fuera superada la marca de Miguel Najdorf fijada en 1947. El
6 de diciembre de 2011 el jugador alemán Marc Lang, jugó contra 46 rivales,
durante 21 horas. En la actualidad el ajedrez a la ciega es poco practicado. En
los últimos años se disputaba el Torneo Melody Amber en Mónaco. Dicho torneo
constaba de dos competiciones: una de rápidas y otra de partidas a la ciega.
Ésta era prácticamente la única oportunidad de ver a los mejores jugadores del
mundo jugando a la ciega y se solían presenciar grandes espectáculos. Este
torneo se disputó por 20 años y el último
se jugó en 2011.
En primer plano, Veselin Topalov jugando contra Judith
Polgar a ciegas en el torneo Melody Amber. En el fondo puede verse a Magnus
Carlsen, actual campeón mundial, disputando su partida.
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