La masacre de Trelew

Osvaldo Riganti—

La masacre de Trelew

Durante 1950 el general Alejandro Agustín Lanusse, que luego fue dictador, estuvo detenido en el penal de Rawson por conspirar contra la democracia.

En 1972, ya al frente de los destinos del país durante la dictadura de la que formó parte, se produjo en dicho penal la fuga de presos políticos, de la que participaron hombres del FAR y Montoneros, bajo la conducción del ERP. Aunque coparon la guardia del penal, sólo pudieron escapar seis jefes: Santucho, Menna, Osatinsky, Vaca Narvaja, Merlo y Quieto. Durante la fuga Marcos Osatinsky mató al guardia cárcel Juan Gregorio Venezuela. Llegaron al aeropuerto de Trelew y coparon BAC 1-11de Austral cuando estaba despegando, con la ayuda de dos guerrilleros que en él viajaban, y escaparon a Puerto Montt, donde el presidente Allende les concedió asilo. De ahí siguieron a Cuba.
Otro grupo, de 19 guerrilleros, llamó por teléfono a taxis y remises con los que pudieron llegar al aeropuerto, pero allí fueron rodados por fuerzas militares. Antes de rendirse exigieron garantías de que no serían torturados ni muertos y que no volverían a la base aeronaval de Almirante Zar. Aunque el capitán de corbeta Luis Emilio Sosa se comprometió ante un juez y testigos, los guerrilleros fueron trasladados a la base aeronaval Almirante Zar, próxima a Trelew.

El 22 de agosto fueron asesinados por los custodios navales pretextando un intento de fuga. El capitán Sosa se encargó del operativo de ejecución y el almirante Hermes Quijada (el primer piloto que llegó a la Antártida) brindó una explicación poco creíble. Como represalia, este fue asesinado por el ERP 22 de agosto en las agitadas semanas previas a la asunción del doctor Cámpora, acción en que perdió la vida el guerrillero Víctor José Fernández Palmeiro, conocido como el "Gallego", que llegó a decir "Los vengué", en referencia a las víctimas del año anterior.

Hubo tres sobrevivientes, dos de las FAR (María Antonia Berger y Alberto Camps) y el otro de Montoneros (Ricardo Haidar).

El capitán Sosa desapareció de los lugares que solía frecuentar. El 19 de agosto de 1984 la revista "Hechos y Noticias" informó que estuvo "anclado en Puerto Belgrano" durante la guerra de Malvinas y que en 1983 era agregado militar de la Embajada Argentina en Honduras.

El 12 de febrero de 2008, tras un paciente seguimiento fue detenido en Capital Federal dentro de una inmobiliaria, donde se entregó sin ofrecer resistencia.

El 15 de octubre de 2012 el  Tribunal Federal de Comodoro Rivadavia condenó a prisión perpetua a Luis Sosa, Emilio Del Real y Carlos Marandinho como autores de los 16 homicidios.

Lo que se dio en llamar "La Masacre de Trelew" erosionó al gobierno de Lanusse, al que grupos juveniles llamaron "El chacal de Trelew". Después de Onganía y Levingston, él encabezó la dictadura hasta que cayó fruto de la movilización popular. Desde el cargo que tenía elucubró el Gran Acuerdo Nacional, con la intención de que las inevitables elecciones convalidaran un candidato de la dictadura. No fue la suya la acción de un demócrata que peleó por la democracia y tumbó a dos gobernantes de facto. Como decía el general Perón "hizo de su vida una incesante conspiración". Estuvo en todas las aventuras golpistas a partir de su liberación en 1955. Comenzó con Lonardi, el jefe militar que ocupó la presidencia durante los primeros meses de la llamada Revolución Libertadora. Desde la Jefatura del Regimiento de Granaderos a Caballo intervino en su desplazamiento. "Lo felicito, es la primera vez en la historia que el Jefe de Granaderos a Caballo traiciona a su presidente" le dijo Lonardi al irse. Sus adictos aseguraban que triunfante la subversión cívico-militar de 1955 hubo una nueva distribución de competencias que incluyó el traspaso de Granaderos a Caballo a la órbita del Comando en Jefe del Ejército. Fue un hombre de la Revolución Argentina desde sus albores. A lo que apuntaba ahora era a una retirada decorosa para los militares. Sin embargo, así como se conjeturó que cuando los fusilamientos de 1956 el principal impulsor de los mismos fue un hombre de la Marina, el almirante Rojas, también en la matanza de Trelew dicha arma fue la que forzó el sangriento desenlace, como una manera de impedir el proceso de institucionalización.