domingo, 31 de agosto de 2014

De encrucijadas, de caretas y de moral

Mauricio Epsztejn—

Axel Kicillof y Jorge Capitanich
Dado que esta nota le va a llegar al lector en medio de la discusión parlamentaria sobre cómo y dónde pagar la deuda soberana de Argentina, el cronista va a eludir la presión mediática por primeriar el desenlace del debate y va a tratar de reflexionar sobre algunas cuestiones soslayadas por el minuto a minuto del conflicto con los fondos buitres. Una es el por qué y hasta cuándo se extiende la vigencia de la cláusula RUFO de los contratos firmados con los bonistas que entraron al canje de 2005 y 2010. La sigla que resume el compromiso, cuya nombre completo en inglés era desconocido por el público no especializado hasta hace no muchos meses, tuvo su razón de ser durante la negociación iniciada en 2004 con los acreedores de la deuda soberana, cuando el gobierno todavía era débil y poco legitimado
por el voto popular. Fue la herramienta que usó para lograr la adhesión y darle seguridad de pago a los acreedores que entraran en el canje y así se llegó a más del 75%. Al reabrirse la segunda etapa cerrada en 2010, debió respetarse la misma lógica del acuerdo anterior para incorporar al 92,4%, una mayoría aplastante. Mientras los que aceptaron viene cobrando sin problemas, los buitres compraron títulos en default a precio basura con el único objetivo de litigar. Lo mismo hizo con otros países a los que esquilmaron.

Desgraciadamente esta cláusula está destinada a subsistir en un mundo plagado de buitres, mientras no haya una legislación internacional que especifique cuándo y con qué porcentaje de aceptación, un acuerdo pasa a ser obligatorio para el conjunto cuando un país se ve obligado a reestructurar su deuda. Además, si un país llega a esa situación es porque está desangrado, débil e inerme, fácil presa de los carroñeros. Nadie se declara en default si es fuerte.

Sin embargo la actual pelea de los buitres contra la Argentina, va más allá del intento por lograr una ganancia exorbitante sobre ese tipo de bonos con el único objetivo de litigar. También excede la búsqueda de castigar de manera ejemplar a un país que no hace tantos años era catalogado por la plutocracia internacional como un alumno ejemplar. El tema es que en la actual etapa del capitalismo, su ala financiera le marca la dirección y el ritmo al resto del sistema y para mantener el predominio, su propia esencia lo impulsa a buscar ahogar en la cuna cualquier rebeldía capaz de unificar a los actores interesados en quebrar ese poder. Entonces, el camino que eligieron apunta a voltear la reestructuración de Argentina y en esa dirección concentraron sus fuerzas externas e internas.

Los “desacataus” y encrucijada para diversos actores

El ensañamiento buitre contra Argentina a pocos meses del vencimiento de la RUFO, no tiene como único objetivo cobrar, sino además, y posiblemente de modo prioritario, incidir sobre el futuro político del país y la región, una región que empezó a buscar su propio destino independiente del actual poder imperial. En pos de esa meta actúan de manera coincidente el sistema judicial norteamericano diseñado con criterio imperial, el poder ejecutivo debilitado que confirma su condición de “pato rengo” y el legislativo dominado por la derecha republicana a la que Paul Singer aporta ingentes fondos con los que influye en su orientación política.

Por otro lado, no es necesario ser malpensado para entender que este enfrentamiento tan profundo y con tantas implicancias internacionales no es casual y se da justo ahora. Los alrededor de novecientos embargos que debió enfrentar y desarticular nuestro país alrededor del mundo —entre los cuales estuvo el de la Fragata Libertad —son la evidencia de una escalada planificada que adecua sus mecanismos y etapas a la resistencia que encuentra y a los posibles vaivenes del futuro político argentino e internacional.

Tampoco hace falta recurrir a teorías conspirativas para verificar los reiterados intentos por derrocar a los regímenes populares del sur y centro americano: en Paraguay y Honduras tuvieron éxito y sobre el resto no se resignan a que se le insubordinen, siguen experimentando. El patrón al que recurren, con infinidad de matices, pasa por desestabilizar a los gobiernos rebeldes, para lo que se alían con los grupos internos nostálgicos del viejo orden, lo que presupone una visión geopolítica global que excede las capacidades de las oligarquías locales y se da en momento particularmente trascendentes, cuando Brasil está por elegir en octubre el presidente el próximo y Argentina lo hará un año más tarde, sin que en ambos casos encuentren por ahora una opción que les satisfaga y sea claramente ganadora frente a los oficialismos gobernantes.

Eso explica la trascendencia de la disputa y los recursos que han destinado al caso, al punto de trasladar a Buenos Aires a dos prominentes jefes de su grupo de tareas (la American Task Force Argentina- ATFA) para que comanden sobre el terreno las operaciones y el movimiento de sus socios y aliados locales. Para quienes dudan, a medida que se agudiza el conflicto se van cayendo las caretas y quedan al desnudo los rostros de quién es quién, lo que no deja espacio para neutrales: se está a favor o en contra de los buitres. No hay artilugios verbales que permitan eludir el dilema.

 Claudio Loser en coloquio de Idea
Así apareció junto a la ATFA, el mendocino Claudio Lozer, quien desde el Fondo Monetario Internacional en su momento comandó las políticas de ajuste y entrega del patrimonio nacional que se llevó a cabo durante los gobiernos de Menem y De la Rúa y recientemente colaboró en la elaboración de la solicitada que ese grupo de lobistas publicó en varios diarios de Buenos Aires.


También paseó por canales y programas opositores José Luis Espert, que si no alcanzara con su currículo que si no lo hace por las buenas, lo hará por las malas” y cuando le preguntaron sobre qué áreas, respondió que para empezar sobraban 300.000 empleados públicos.
José Luis Espert
para ser identificado, manifestó que la Argentina necesita un ajuste “

En coincidencia con ellos ya se pronunció el PRO aún antes de conocer el contenido de los proyectos de ley sobre cambiarles la sede de pago a los bonistas que entraron a los canjes de 2005 y 2010. Además, entre sus principales referentes tiene al diputado nacional Federico Sturzenegger, privilegiado ladero de Domingo Cavallo durante el famoso Megacanje del gobierno de la Alianza encabezado por De la Rúa, a quién la Unión Cívica Radical todavía defiende y acepta en sus filas. La dupla Sturzenegger-Cavallo se asoció al banquero y ex funcionario norteamericano
Domingo Cavallo (yo no fui)
David Mulford para cerrar aquella operación —el más cercano antecedente del default de 2001 —, que sólo fue un asiento contable por el cual el país un incrementó su deuda en más de 55 mil millones de dólares y pagó fabulosas comisiones a los bancos y bolsillos del trío. Ellos y varios cómplices fueron procesados por la justicia argentina en 2007, de los cuales sólo queda en esa situación Cavallo, a la espera que le la causa prescriba como ya sucedió con Mulford, Sturzenegger y otros seis. Es decir, fue una causa que durmió plácidamente en los tribunales hasta que se venció el tiempo para llevarlo a proceso. Entonces Cavallo reapareció dando conferencias frente a los contadores rosarinos y fue invitado por la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA) para brindar su aporte a una audiencia que esa casa convocó especialmente.

Como dato adicional cabe recordar que la UCA tiene un Observatorio Social, a cuyas mediciones sobre pobreza, indigencia, inflación y afines recurre y da crédito el elenco estable de economistas, políticos y opinadores que recorre los medios dominantes. Queda a criterio del lector juzgar la seriedad, independencia y objetividad de tales datos.

El resto de la oposición, salvo honrosas excepciones, sólo tiene se diferencias cosméticas con el macrismo y centran su prédica sobre el conflicto en echarle la culpa al gobierno. Las ceguera electoralista con que actúan amenaza dejar en el campo de los buitres a fuerzas cuyas antiguas raíces aportaron a la historia del movimiento nacional, popular y democrático. Una evidencia más de que a ciertas cosas el paso del tiempo las madura y a otras las pudre.

La RUFO: moral y economía

Hablar de moral es hablar de valores que, en última instancia, se reducen a dos: el bien y el mal. Sin embargo es absurdo hablar de tales categorías fuera del tiempo y del espacio. Así Roma, esa Roma tan admirada hasta hoy por su arte y derecho, ponía a la esclavitud del lado de lo bueno. En otro momento de la historia, el que robaba buques bajo la bandera de un rey con el que repartía el botín, era bien visto, se le llamaba corsario e incluso el Estado le daba un certificado de respaldo por su “trabajo”; en cambio si lo hacía del modo que hoy llamaríamos independiente o cuentapropista, se lo tildaba de pirata, era ilegal y perseguido.

La cosa cambió cuando la humanidad generalizó el sistema capitalista, la esclavitud y el robo de buques pasaron a ser repudiables y delictuales.

Del mismo modo, las reglas de juego capitalista indican que todos somos iguales ante la ley, es decir, lo que es legal para uno es legal para todos y viceversa. Sin embargo, dado que la economía dista de ser una ciencia exacta y son comunes las especulaciones y ciclos económicos donde individuos o empresas terminan mal e impedidos de pagar las deudas, las leyes de cada país fijan procedimientos que les permiten ponerse en regla si le abona determinado monto y en cierto plazo a sus acreedores, después de llegar a un acuerdo con un porcentaje de ellos que varía según la legislación de cada país. A partir de allí, aún quienes discrepen deben aceptarlo. Sin embargo, dado que el caso argentino no es entre privados sino entre un Estado soberano y fondos privados y aún no hay una ley internacional que regule esas situaciones, el conflicto no se resuelve por una ley sino en una puja don prima la relación de fuerzas. En la etapa actual de la globalización capitalista, comandada por el capital financiero, donde se han desarrollado grandes grupos especulativos que gozan de un poder desmesurado y que acechan a países con problemas, muchas veces provocados por sus agentes en el poder de esas naciones que exprofeso conducen a las mismas a la cesación de pagos. Ese es el caso de la Argentina.

En esas condiciones asumió el gobierno Néstor Kirchner en 2003. Con una extrema debilidad de origen empezó a negociar la reestructuración de la deuda y debió aceptar la cláusula RUFO que vence a fin de año para alcanzar ese grado de adhesión entre los acreedores. Hoy, los mismos que contrajeron las deudas, rifaron el patrimonio nacional y condujeron al país casi a su disolución, con proliferación de cuasi monedas, corralito y corralón incluidos, usan distintos libretos para reclamar lo mismo que los buitres: pagar según el fallo de Griesa, cueste lo que cueste. Los más pícaros aconsejan tratar de engañar a los buitres y ofrecerles volver a hablar de pagos el año que viene, cuando la RUFO haya vencido.

En cambio el gobierno va de frente, explicita su voluntad de pago, pero siempre que sea justo, equitativo, legal y sostenible en el tiempo.

Para cerrar, aquí sólo daremos una opinión sobre lo que quien aquí escribe considera “justo”, no desde el punta de vista jurídico que no es su fuerte, sino desde una visión moral, un campo en el que por trayectoria se siente más cómodo y seguro.

A quienes dicen que vencida la RUFO y para sacarse a los buitres de encima, habría que pagarles lo que piden y de la forma que piden, les pregunta ¿es justo que el 1% se salga con la suya y el 92,4% que aceptó la propuesta argentina se embrome?

En principio, el consejo de recurrir a la viveza criolla y estirar las cosas hasta que venza la RUFO es,  como mínimo, ingenua y, desde la lógica, un intento de tomarle el pelo a los argentinos.

En segundo lugar, pensar que pagando así después de diciembre, se descartan futuros litigios de quienes entraron al canje y ven que se los somete a semejante desigualdad, no sólo es falso, sino otro intento de engañar a incautos ya que seguramente hay buitres que entraron al canje y tienen capacidad y recursos para encontrar a un Griesa igual o parecido que les de la razón.

Sin ser abogado, sólo por experiencia y sentido común uno sabe que tal posibilidad no es una fantasía.

Entonces, si por esas casualidades se impusieran los que propugnan rendirse ante los buitres, sería una victoria de la inmoralidad absoluta que nos retrotraería al pasado que ya conocimos y nos condujeron al estallido de 2001. Se sabe que la economía no se rigen por leyes naturales, sino por decisiones humanas y valores. Por eso, si el egoismo individualista primara sobre el patriotismo y la solidaridad, los buitres de afuera y adentro se harían un festín con nuestras entrañas. Como no hemos escuchado razones jurídicas, políticas, ni morales para considerar buenos muchachos a los esclavistas, piratas y buitres, a quienes propugnan lo contrario les costará convencernos. Y somos cada vez más.

1 comentario:

  1. Abrazo grande Mauricio... primera vez que entro al face de UNO y TRES... Entro muy poco a Internet...
    Felicitaciones por tu meridiana cladidad a la hora de escribir!!!

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