jueves, 8 de noviembre de 2012

El amor de una sobrina

Consuelo de las Angustias
Carta que Mónica Müller rescató en un negocio de antigüedades.

Santiago Lugo de Compostela, 12 de mayo, en el año del Señor 1912.

Estimada tía:

Os trasmito que añoro vuestras visitas y late en mí el permanente afecto que guardo hacia vos. No cabe duda alguna que los lazos sanguíneos existen y perduran; es por ello, deduzco, que tanto me agrada y gratifica guardar como tesoro pertenencias de miembros de la familia. Por sobre todo me apasionan las cartas, esquelas y tarjetas de salutaciones, entre ellas, por supuesto, cuenta la correspondencia que habéis enviado en años de juventud a vuestra confidente hermana: mi madre.
Ocupan lugar de preferencia las copias fogosas de vuestro diario íntimo ¿recordáis? Lo encontré revolviendo el altillo de vuestra casa paterna, quedé alelada al reconocer a quién pertenecía. Os comento que con madre lo leemos durante las tardes en que el oprobio nos acapara y la resolana del olvido intenta arrasar con los recuerdos. Confieso que no imaginaba que vos, querida tía, fueseis de vivir con tan profunda pasión y desenfreno. Colapsé  al enterarme que mi difunto padre había compartido con vos momentos de su juventud; sin duda son hechos del pasado, así le demuestra vuestra hermana que os ama y ruega a diario por vos.

Os cuento que madre y yo estamos muy ocupadas preparando la publicación de un libro. En él vuestra hermana relatará  la historia familiar utilizando para ello por completo, la correspondencia recibida de los parientes a través de los años y todo tipo de escritos. La felicidad nos acompaña, pues madre verá realizado su ferviente deseo de  concretar el proyecto.

El editor nos solicitó que toda alegación al respecto de los acontecimientos relatados en las cartas y otros documentos, deberían desestimarse por escrito. Por tal causa los integrantes de vuestra alcurnia, han dado los consentimientos de la manera pedida para que se publiquen las cartas que les pertenecen.

Os reitero que de las letras leídas ninguna tiene el salero, picardía y relatos de aventuras vehementes como las vuestras; os aseguro que no pasaréis inadvertida con textos de semejante envergadura que, por supuesto, enriquecerán los escritos.

Es tanta la ansiedad que me habita, que rompo con la promesa hecha a vuestra hermana y os anticipo que la fiesta de presentación del libro, madre tiene pensado llevarla a cabo  en donde ahora habitáis.

Querida tía, intuyo que estas líneas y novedades llenarán el vacío que provoca la distancia, además dimos por autorizada la publicación de vuestros escritos; para que no os preocupéis, hemos seleccionado con madre las mejores partes. Descontad que los rencores del pasado, pasado son.

Con la satisfacción de haber cumplido y el deseo de recibir vuestra respuesta, os saluda vuestra sobrina

Consuelo de las Angustias

PD: Prometo encargarme de enviaros la encomienda al convento una vez se edite el primer ejemplar.

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