Por el profesor José Pecora—
Con el triunfo del equipo representativo de China en la categoría absoluta y el de Rusia en la categoría de mujeres, finalizaron hace unos días los 41° Juegos Olímpicos Ajedrecísticos, que se disputaron en Tromso, localidad Noruega, situada a unos 1700 km de la ciudad de Oslo.
Que China va en camino de ser la primera potencia mundial en muchos campos no cabe la menor duda y el ajedrez no es ajeno a ello. Los chinos participaron por primera vez en los juegos Olímpicos ajedrecísticos en 1978 y en tan sólo 36 años, consiguieron la medalla de oro en la categoría absoluta (sin importar el sexo).
Hasta ahora, sólo habían alcanzado logros importantes en la categoría femenina, ya que en los años 1998, 2000 y 2002 las jugadoras chinasresultaron ganadoras en dichos juegos. También la actual campeona del mundo individual es la representante de dicho país, Hou yi Fan.
En esta oportunidad, en dicha categoría, el primer lugar fue para Rusia, obteniendo las chinas el segundo lugar.
La notable actuación del equipo asiático de varones es para destacar, ya que de 44 partidas que disputaron (11 ruedas, 4 jugadores por match) perdieron solamente una partida, en el match contra Hungría, a manos del gran maestro Peter Leko. Además,ninguno de los jugadores orientalesfigura entre los primeros 25jugadores preclasificados en el ranking internacional, lo que le da mayor valor aún al triunfo conseguido.
La actuación de los representantes húngaros también fue muy buena y conquistaron la medalla de plata. La medalla de bronce le correspondió a la India, otra sorpresa, ya que para dicho conjunto no participó su mejor jugador, el ex campeón del mundo Viswanathan Anand, que ganó el torneo de candidatos y tendrá la oportunidad de una revancha por el título del mundo en el mes de noviembre, contra el actual campeón, el noruego Magnus Carlsen.
Dentro de los equipos americanos, es de destacar la actuación de Cuba que finalizó en el séptimo puesto y de nuestro país, que culminó su actuación en el lugar número 18, estando preclasificado en el 35.
El equipo enviado por Rusia, preclasificado por ranking en el primer lugar, tuvo que conformarse con el cuarto puesto y aunque dicho país sigue siendo una potencia muy importante a nivel mundial, ha dejado de tener la preponderancia que ostentó durante muchas décadas, cuando los rusos formaban parte de la Unión Soviética.
Los importantes cambios políticos, económicos y sociales que se produjeron en el mundo con la caída del Muro de Berlín en 1989, que culminaron en diciembre de 1991 con la disolución de la URSS y el fin de la llamada guerra fría, originaron grandes cambios en el planeta en muchos órdenes y en el ajedrez también, dando origen al comienzo de una nueva era en materia deportiva competitiva.
Por medio de un Tratado Internacional firmado el 8 de diciembre de 1991 por los presidentes de Rusia, Ucrania y Bielorrusia, (Boris Yeltsin, Leonid Kravchuk y Stanislav Shushkiévich) formalmente quedó disuelta la Unión Soviética, quedando proclamada la independencia de 15 repúblicas que la integraban.
Al producirse la Revolución Bolchevique, acaecida a fines de 1917, sus líderes Lev Trotsky (León Davidovich Bronstein) y Nicolás Lenin (Vladimir Ilich Ulianov) grandes aficionados al ajedrez, consideraron muy beneficiosa su práctica para el pueblo y decidieron popularizarlo, poniéndolo al conocimiento de las grandes masas. Hasta entonces el juego era practicado solo por una elite y lo colocaron al alcance de todos por intermedio de un fuerte apoyo del estado.
Observa la partida el famoso escritor Máximo Gorki
Esa masificación, consiguió que aparezcan grandes talentos y mediante una adecuada planificación de la enseñanza, los soviéticos consiguieron transformar a la URSS en pocos años, en la primera potencia mundial en la materia, predominio que se mantuvo por más de 60 años. La popularidad que tomó el ajedrez fue tan grande, que se transformó en el deporte nacional.
De los comienzos de la Revolución de Octubre (que por diferencias del calendario Gregoriano con nuestro calendario, ocurrió en realidad en el mes de noviembre) hay un relato relacionado con el ajedrez muy interesante.
Es bien sabido que la mayoría de los nobles, el gobernante Zar Nicolás II y los miembros de su familia, fueron ajusticiados por los revolucionarios.
El gran ajedrecista Alexander Alekhine (Aliojin para los rusos) era también de familia noble y fue tomado prisionero. Contó Alekhine que fue visitado en su prisión por Trotsky, quien como ya dijimos era muy aficionado al ajedrez y éste lo invitó a jugar una partida.
Alekhine aceptó el reto y expresó que esa fue “la partida más difícil que le tocó disputar en toda su existencia”, no por problemas deportivos, sino porque pensó que de su resultado podía depender su vida. Tuvo una gran duda y no sabía qué hacer, si jugar en serio o dejarse ganar para complacer a Trotsky. Finalmente, decidió jugar como debía y que “sea lo que Dios quiera”.
Ganó su partida. Trotsky lo felicitó y dispuso su liberación, ordenándole que abandonara inmediatamente Rusia. Fue así que Alekhine pudo salvar su vida y el mundo pudo conocer a uno de los más grandes ajedrecistas de todos los tiempos.
Retomando el tema que nos ocupa, la disgregación de la unión de las repúblicas soviéticas en 1991, originó sin quererlo, una gran revoluciónen el ajedrez mundial,ya que una gran cantidad de maestros de excelencia allí formados, pasaron a integrar los equipos de sus respectivos países, perdiendo los rusos que eran los que encabezaban dicha unión, la superioridad que mantenían.
Así, pasaron a tener equipos muy importantes entre otros estados, Armenia, Azerbaijan, Bielorrusia y Ucrania.
También muchos grandes jugadores, al no tener más el apoyo económico del estado, emigraron y se radicaron en otros países de Europa, Israel y Estados Unidos, adoptando su ciudadanía, con lo cual numerosos equipos pasaron a tener en sus huestes, algún representante de la ex Unión Soviética. Y no sólo ha sido importante en esos países la participación de estos excelentes jugadores como representantes en los juegos olímpicos, sino que también la transmisión de sus conocimientos en diversos ámbitos, ha provocado una elevación del nivel ajedrecístico en general y de los jugadores locales de dichos países en particular.
Nuestra nación por razones económicas y de distancia, ha quedado un poco al margen de esta revolución ajedrecística, a la inversa de lo ocurrido en 1939, que nos tuvo como principales protagonistas.
En dicho año, mientras se estaban disputando los juegos olímpicos en la ciudad de Buenos Aires, (que entonces se llamaba Torneo de las Naciones) se declaró el comienzo de la Segunda Guerra Mundial.
Debido a ello, la mayoría de los jugadores participantes, decidieron quedarse a vivir en nuestro país y no regresar a sus países de origen, donde corrían peligro sus vidas.
Se dio durante dicha competencia la increíble paradoja que mientras en Europa se mataban (Alemania acababa de invadir Polonia) acá los enfrentamientos eran mucho más inofensivos, ya que solo se producían ante un tablero de ajedrez.
Como anécdota podemos mencionar que el primer tablero del equipo de Polonia, el maestro Savielly Tartakower, regresó a Europa al finalizar la competencia, a cumplir una tarea muy especial: ser uno de los principales asesores en estrategia del general Charles De Gaulle con el falso nombre de Teniente Cartier.
Trabajó bajo las órdenes directas de Winston Churchill y De Gaulle durante la estadía del general en Londres y no sólo fue su subordinado, sino que llegó a entablar con él una gran amistad.
Se radicaron aquí Jugadores de la talla de Najdorf, Eliskases, Pelikan, entre muchos otros, que prestigiaron al ajedrez argentino, que inició una época dorada. Fue así entonces que nuestro ajedrez recibió un gran impulso y esto se vio reflejado unos años después con la obtención de tres subcampeonatos mundiales por equipos en las olimpíadas de Dubrovnik de 1950, Helsinki 1952 y Ámsterdam 1954. También hubo importantes logros a nivel individual con la obtención del campeonato mundial juvenil por Oscar Panno en 1953 y de Carlos Bielicki en 1959.
Rossetto, Pilnik, Laurens de la FADA, Maderna, Eliskases, Najdorf y Bolbochán
(foto publicada en el diario Abc color de Paraguay)
Posteriormente en nuestro país se ha seguido una política errática en materia deportiva en general y con poco apoyo al ajedrez en particular, por lo que hemos dejado de ser una potencia mundial ajedrecística, para pasar a ser un país en el que se practica buen ajedrez y en el que existen muchos talentos, pero todo en base al esfuerzo personal de quienes lo practican.
Yo entiendo que en la Argentina hay problemas mucho más graves y urgentes por resolver por parte del estado, pero una buena política de fomento para impulsar entre la niñez y la juventud el aprendizaje y la práctica del ajedrez principalmente entre los sectores más populares, podría ser muy beneficioso para todo el conjunto de la sociedad.
Muy interesante artículo, profesor! Mis sinceras felicitaciones! Un abrazo!
ResponderEliminarMuchas gracias Marcelo. Un abrazo
EliminarExcelente nota, estimado amigo. Un placer escuchar y compartir sus clases. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias Walter. Un abrazo
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